Últimamente, hemos estado dando vueltas al papel de las «mascotas» en nuestra sociedad. A veces las vemos como unos animalillos adorables a los que tenemos que alimentar, vacunar, pasear, acariciar y un largo etcétera. Parece que nosotros les damos de todo y ellos se dejan querer, más como una relación de padres-hijos que como una relación equitativa, de toma y daca.

Pero lo cierto, es que nuestra relación con ellos, si está bien fundamentada, es una amistad madura y generosa. A lo largo de estos años en la guardería observas animales que hacen un papel importantísimo en la vida de las personas con las que viven. Podemos contar mil ejemplos… parejas que no pueden tener hijos o que tienen el síndrome del nido vacío, personas superando un duelo, personas que viven solas, ancianos con muchas horas de tele por delante, niños con dificultades para relacionarse,  jóvenes que antes de ser padres se conocen educando un cachorro, gente enferma obligada a pasar muchas horas en casa… y mil situaciones más donde la mascota no es simplemente eso, sino mucho más, es el apoyo, la alegría, la cercanía física, la obligación de comunicarse, de salir, andar, estar pendiente de otro ser vivo.

Resultados del estudio de la Fundación Affinity: Mascotas y personas.

Últimamente, hemos «tropezado» con varios vídeos que muestran datos poco relevantes para las personas que tenemos perros, pero está muy bien que se investigue y se demuestre científicamente. Universidades de prestigio están estudiando la salud de las personas que los poseen respecto a las que no, así como los beneficios que tienen para los niños al poseer ese tipo de relación desde que nacen. Todos hablan sólo y exclusivamente de ventajas, a nivel físico y a nivel afectivo. Eso por no hablar de animales de terapia, que merecen un capítulo aparte.

Lo cierto, es que la palabra mascota no nos gusta mucho, porque día a día ves que son mucho más, son seres dispuestos a darte lo mejor, compañía de calidad, amor incondicional, alegría a raudales, y todo sin pedir nada a cambio. Da igual si hoy has estado poco acertado con ellos o si no les has dedicado casi tiempo, ellos te reciben como si Dios descendiera de las nubes, pase lo que pase.

No son mascotas. ¡Son mucho, muchísimo más!

Mascotas y ancianos. Un beneficio mutuo.