Este mes, uno de nuestros peludos ha cumplido 17 años y la verdad es que nunca habíamos cuidado de un perro tan anciano. El camino ha estado plagado de aciertos y errores, por lo que queremos compartir nuestra experiencia con vosotros por si os facilitamos la adaptación cuando llegue el momento.
Lo primero, añadir que cada animal envejece de manera diferente, no hay pautas establecidas y así, unos con 9 años son ancianitos y otros con 14 están “como una rosa”. Hoy en día, nuestra función es alimentarles, mimarles, llevarles al veterinario; viven en casas sin humedad, sin frío, sin corrientes, y tal y como ocurre con los humanos, su esperanza de vida está aumentando muchísimo. Por eso, el tránsito de la madurez a la vejez se está alargando y en ocasiones cuesta darse cuenta que estamos viviendo con un anciano.
Lo primero que solemos notar es una disminución de los sentidos, sobre todo la vista y el oído. A algunos animales esto les entorpece mucho, sin embargo otros lo contrarestan con el olfato y se manejan estupendamente, y más si el entorno es conocido. También suelen empezar a fallarles las caderas y desarrollan artrosis o artritis, especialmente en primavera y otoño, cuando hay cambio de tiempo o excesiva humedad.
Como ocurre en los humanos, algunos peludos se volverán tranquilos, perezosos, y dormilones, pero otros intentarán seguir el ritmo normal para no perderse nada, y aquí nosotros tenemos que actuar con sentido común, y restringir su actividad para que su cuerpo no sufra en exceso. Ejercicio si, pero moderado. Quizás, ha llegado el momento de no salir a correr o si vamos a hacer una caminata larga, hace mucho calor o va a ser muy estresante para él, dejarlo en casa.
Aunque existe otra opción: adaptarnos nosotros a ellos. Si nos gusta el monte por ejemplo es conveniente dar un paseo más corto, hacer paradas y llevar agua. En la vida diaria evitar que se moje o se bañe en aguas muy frías, no sacarle en horas de máximo calor, procurarle un sitio acogedor para reponer fuerzas, aumentar sus horas de descanso, evitarle ambientes demasiado excitantes y, en el paseo diario, seguir una misma ruta ya que la rutina les da seguridad. En casa, si ha perdido vista, no dejar cosas en medio ni desplazar muebles y, si tenemos jardín, no mover los tiestos de sitio e incluso utilizar plantas aromáticas para ayudarle a orientarse.
Además, surgen mil cosas más, por ejemplo problemas de piel, sequedad, rojeces, o simplemente piel muy sensible, de hecho, puede llegar el momento en que un simple cepillado se convierta en una tortura. En estos casos, nuestra mejor amiga es una tijera para cortar los nudos si tiene el pelo largo, y si tiene el pelo corto, una bayeta húmeda para quitar el pelo muerto. No estará tan guapo, pero nos lo agradecerá infinito.
También suele ocurrir que tengan pérdidas de orina, o no sean tan cuidadosos con la higiene, con lo que habrá que incrementar las frecuencias de los baños, aunque con una sola jabonada de un champú suave será suficiente.
Otro tema habitual son las comidas, el pienso seco es lo más sano, pero puede que masticar suponga esfuerzo o dolor en las encías o que le falten dientes. Quizás deba seguir una dieta blanda para asegurar una buena alimentación: patés, albóndigas, purés y potitos de carne son buenas soluciones para estos viejitos. Además, al ser comida húmeda ayuda a defecar, ya que muchos también sufren estreñimiento.
Para cualquier duda que nos surja podemos acudir a nuestro veterinario y que nos guíe, y asegurarnos de que es simplemente la edad y no una patología, y nuestros terapeutas y educadores nos pueden dar trucos para hacerles la vida más fácil.
Nuestro Suka ha estado mas de 16 años como un jovenzuelo, (nosotras le llamamos Mick Jagger), pero este último verano ha envejecido mucho, y nos ha costado un poco darnos cuenta que se había convertido en un anciano y que había que cambiar pautas que nos habían servido hasta ahora. Es un honor y un privilegio mimarle y cuidarle, y da mucha serenidad poderle atender en esta etapa de su vida. Sólo con ver cómo nos mira, ¡nos devuelve con creces todo lo que le damos!