A menudo nos encontramos personas que tienen una casa con jardín al que rápidamente le ponen un complemento: un perro. No lo sacan, no lo socializan, ni le enseñan nuevos lugares, nunca ve a otros congéneres ni huele ni aprende cosas nuevas. Cuando les comentas como vecina, o como cuidadora de su perro que lo notas estresado y nervioso, que es muy miedoso, o que ladra compulsivamente te cuentan la maravillosa vida que tiene en su jardín, y que cuantos quisieran!
Comida no le falta, ni un sitio para resguardarse, tampoco veterinario cuando es necesario… pero cuando intentas averiguar cuando sale de su estupendo jardín te responden asombrados: «nunca, tiene todo lo que necesita allí»
Pero no, un jardín, aunque sea enorme, no es suficiente. A nosotros los humanos nos pasa lo mismo, una casa en la que vivimos solos y de la que no podemos salir no es buena porque sea bonita. Necesitamos ver a otras personas, ver lugares diferentes, romper la rutina, conocer y vivir nuevas cosas… ellos son similares.
Si tienes un jardín y un perro, por favor, sácalo, sino diariamente, al menos varias veces por semana. Si vives en el campo, llévalo alguna vez a la ciudad, al parque, a que vea y juegue con otros peludos. Y si realmente te es imposible hacerlo, al menos, adopta otro, así tendrá con quien hablar, dormir, enfadarse y reconciliarse. Si todo esto te resulta mucho trabajo, no hay problema, es tan sencillo como no tener perro… no es obligatorio tenerlo, y es muy lícito que sus necesidades sean demasiado para lo que estás dispuesto a asumir.
Ahora, si quieres ampliar la familia deberás asumir que debes darle algo mas que pienso y vacunas. Elllos lo necesitan, te lo agradecerán infinitamente, y la convivencia fluirá mas y mejor