Aunque durante todo el año dedicamos tiempo al recreo y hacemos diferentes actividades, es en verano cuando más juego da el clima para incluir agua y otro tipo de juguetes en los paseos. Disfrutan como locos, se refrescan, se ensucian, chapotean y se comportan como perros que son, libres, en compañía de otros peludos, y con jardines para correr, oler y explorar, en los que hay mil estímulos que ponen su cerebro perruno a trabajar.
En el estanque se refrescan y divierten sin peligro, no es profundo, a los grandes les da para chapotear y salpicarse mutuamente, a los mas peques les impone un poco pero tienen una pequeña rampa para decidir hasta donde quieren mojarse. En el agua ponemos juguetes flotantes, otros de neopreno, y pelotas duras demasiado grandes para cogerlas con la boca, por lo que se ven obligados a ingeniárselas para sacarlas «estilo foca», haciendo equilibrios con la nariz, lo que les encanta.
Pero como hay muchos perros a los que no les gusta el estanque, en todas las zonas de juego ponemos aspersores con diferentes formas de chorros, y con movimiento para que los menos acuáticos cacen el agua. ¡Es una gozada verlos jugar!
Nosotras también aprovechamos a jugar con ellos con la manguera, persiguiéndoles (aunque acabamos siendo nosotras las perseguidas) mientras regamos todos los tiestos que adornan la guardería, y aprovechando esos ratitos para mojar a los mas reacios. Eso si, si un perro no disfruta ni quiere jugar con agua, respetamos sus gustos, y como mucho le mojamos con la mano un poco la frente y la cabeza.
Así que aprovechad el verano: pozas, ríos, pantanos y playas os están esperando. ¡Salir de la rutina de paseo en el parque y tener tiempo de ocio con nuestros peludos es una de las mejores cosas del verano!