Hace tres meses murió uno de nuestros perros, nosotras lo pasamos mal, pero aún peor fue para una de nuestras gatitas. Los dos eran como hermanos, jugaban, “reñían” y se perseguían por toda la casa. Cuando llegábamos de trabajar, la gatita nos esperaba como agua de mayo, y lo primero que hacía era saludar a Suka y pegarse una carrera de bienvenida con él.
Por eso decidimos buscarle un compañero, otro gato, para hacer su vida más amena y que no dependiera tanto de quien estaba en casa y de paso, que saliera de la melancolía en la que estaba sumida. La verdad es que Txinina siempre nos daba un poco de pena. A un perro te lo llevas a trabajar, a pasear, de terrazas, al monte, de vacaciones, etc. Pero los gatos están más limitados, y todas las horas al día que pasas fuera de casa, básicamente las dedican a dormir y a engordar, muchos se aburren soberanamente. Aunque hace un tiempo colgamos un artículo para hacer nuestras casas más estimulantes para ellos, lo ideal, es tener más de un gato.
Una vez decididas, nos fuimos a un refugio y acogimos a Julian, un gato de 2 años. Los primeros días suele haber estrés por ambas partes, así que bufidos, escaramuzas y algún desencuentro no tienen mayor importancia. Debemos respetar al gato que ya estaba antes, al fin y al cabo queremos que acepte en su territorio a otro individuo. Se le debe dar prioridad a la hora de saludar, comer, o recibir una caricia o una chuche, e intentar que compartan actividades placenteras y se vayan acostumbrando a la cercanía del otro, jugar con ellos, ponerles los dos platos juntos, e incluso untarlos con malta o un paté rico para que se laman entre ellos y establezcan lazos afectivos. Es importante que haya dos cunas suficientemente separadas para que tengan la posibilidad de relajarse en un espacio propio. Y mucha, mucha paciencia, son ellos los que marcan los tiempos, pero lo normal es que en un par de semanas empiecen a mejorar las cosas, y en uno o dos meses todo fluya de maravilla.
Esto, claro está, cuando la elección del compañero ha sido la acertada, que los humanos somos un poco torpes en lo que a gustos felinos se refiere. Y esta vez, fuimos muy torpes! En dos meses se toleraban y podían estar juntos, pero no surgió el amor… no había química ni juegos, no había alegría. No funcionaba. Por eso es importante la figura de la acogida, así puedes ir sabiendo qué tipo de compañero necesita tu animal.
Hace un par de semanas nos llamó la protectora 8 vidas. Había aparecido un gato en una fábrica y nos pidieron que lo tuviéramos unos días en la guarde. Como ya veíamos que Julian y Txinina no funcionaban, y la personalidad de este chico nos encantó, nos llevamos al nuevo gato a casa, y aunque no llevan ni dos semanas juntos, podéis ver lo entregados que están, se pasan el día jugando, corriendo, luchando, lavándose…ha surgido el amor!