No son pocas las mujeres que en estos años trabajando con animales nos han pedido ayuda para dar su gato en adopción. Cuando les hemos preguntado el motivo, en muchos casos, nos han respondido: «estoy embarazada». Perplejas, al principio preguntábamos «y???», a lo que nos respondían que su médico les había dicho que se deshicieran del gato.
Increíble, pero esta es la primera recomendación ante un embarazo. Esto ocurre por la toxoplasmosis, una enfermedad que trasmiten los gatos, pero que en la mayoría de los casos contraemos por otras vías. En un adulto sano, no es ningún problema, nuestro sistema inmunológico lo supera en la mayoría de las ocasiones sin darse cuenta, pero el toxoplasma tiene una peculiaridad, y es que es capaz de atravesar la barrera placentaria e infectar al feto, consecuencia muy grave que puede provocar enormes lesiones, e incluso un aborto.
Para que un gato se infecte, tiene que cazar ratones o pájaros, beber agua contaminada, o excarvar en tierra donde otros gatos han defecado. Vamos, casi imposible para un gato urbanita. Además, una vez ocurrido esto, sólo libera los huevos unos 15 días, y sólo son infectantes a partir de las 24horas, con lo que, con utilizar guantes para limpiar la arena diariamente y una buena higiene es suficiente, ó pedirle a un familiar que se encargue, ó en el caso de que tenga acceso al exterior se le restringe esa temporada, y se le da pienso envasado. Y asunto arreglado.
La cadena es harto complicada: nuestro gato no tiene que ser inmune; infectarse y liberar los huevos justamente durante el embarazo; defecar en la arena; dejarlos uno o dos días; limpiar nosotras la arena; tocar los huevos y llevarnos la mano a la boca o ingerir un alimento que los haya tocado. La cosa no es fácil. Y todo se soluciona con no limpiar nosotras la arena, y aumentar las medidas de higiene.
En definitiva, es más fácil contraer esta enfermedad por comer alimentos mal cocinados, verdura mal lavada, beber agua no tratada, trabajar en un jardín sin una cuidadosa higiene, o tocar gatos callejeros. Muchas somos las mujeres que tratamos con gatos: veterinarias, peluqueras, voluntarias de protectoras, trabajadoras de centros, etc. y muchas somos madres de niños perfectamente sanos.
Infórmate, habla con tu veterinario, así evitaremos muchos abandonos absolutamente innecesarios.