Si tu gato sufriera dolor, ¿crees que sabrías reconocerlo?
La verdad es que no es fácil, todos los que amamos a estos bellos animales sabemos que son duros y supervivientes natos, por lo que tenemos que buscar otras señales que quizás no sean habituales en su comportamiento para detectar un problema antes de que se agrave.
Depende muchísimo del tipo de dolor, la intensidad y la causa. Lo mismo les puede dar por estar inquietos, maullar más a menudo, orinar o defecar fuera del arenero, salivar en exceso o incluso estar agresivos que por todo lo contrario: apartarse de la vida familiar, dormir o estar tumbados muchas horas, no jugar, y en ocasiones dejar de asearse e incluso de comer.
En molestias intensas se les puede ver cuando están con los ojos abiertos lo que llamamos tercer párpado. Es una clara señal de que algo va mal. O si observamos que se lame repetidamente una parte del cuerpo nos puede dar pistas de un posible dolor articular u óseo, tampoco lo debemos pasar por alto.
Todas estas señales serán claves para que nuestro veterinario tenga pistas de por donde empezar una valoración clínica. Es importante conocer a nuestro gato y su temperamento. Más que el comportamiento en si, son los cambios de comportamiento lo que deberemos observar en casa, ya que en la clínica va a ser mucho mas difícil debido al estrés que a muchos felinos les provoca la visita al veterinario, y puede que por un rato abandone esas posturas o gestos reveladores en aras de un estrés mayor.
Un dato importante, no dar nunca medicamentos sin prescripción veterinaria, ya que una simple aspirina es tóxica para ellos.
Así que ya sabéis, manteneros atentos a las señales y disfrutaréis de gatos felices.