Como muchos sabéis en agosto nos encontramos en la carretera de Entrena una preciosa chica sentada en el arcén, quieta. Nos acercamos despacio, no reaccionaba, la cogimos en brazos sin problema, y nos la llevamos a casa… después entendimos porque se comportaba así: ¡tenía 4 fracturas de cadera! Parece ser que un coche la golpeó, y ahí se quedó, quieta, en shock, sentada en el arcén. Y nosotras nos preguntamos, ¿que clase de persona atropella a un perro y no para? Es vergonzoso, te gusten o no los animales, sufren y sienten. Tampoco es obligatorio que te lo quedes, la misma Guardia Civil, a la que por cierto, queremos dar las gracias por lo mucho que se molestaron y nos ayudaron, se ofreció a hacerse cargo del pobre animal al día siguiente y contactar con una protectora, además de ayudarnos a dar con su familia si es que la estaba buscando.
¿Que clase de persona atropella a un animal y no para? No lo entendemos, la verdad.
Uma, así la llamamos, estuvo unas semanas en nuestra casa recuperándose. No necesitaba operación, la cadera suelda con reposo y buena alimentación en la mayoría de los casos. Nadie la buscaba, no tenía microchip ni había denuncias por pérdida en ningún cuartel de la zona (casi mejor, porque muy bien cuidada no estaba…).
Pero su suerte cambió y por fin alguien se dio cuenta del perro tan extraordinario que Uma era: noble, buena, dulce, tranquila, limpia, amistosa con perros, gatos, niños, lagartijas…
Una cadena de personas hizo que Uma tuviera una mala vida, el criador casero que la vendió, el propietario que ni la cuidó, ni la identificó ni la buscó, el conductor que la atropelló. Y otra cadena hizo que todo cambiara para ella. Hoy Uma es feliz, amada y respetada. Gracias a todos los que nos ayudasteis con la difusión y a una buena persona que se hizo cargo de la responsabilidad de otra, y además lo hizo con una sonrisa. ¡Gracias Ainoa!